#CrónicasCierceras: Segundo Torneo Nocturno de Zaragoza 8


Hola, cierceros y miteros en general. Bienvenidos a mi primera aportación al blog de Guerra de Mitos de la comunidad aragonesa. Se trata de la crónica del Segundo Torneo Nocturno de Zaragoza, celebrado el viernes 5 de junio. Espero que disfrutéis leyéndola al menos tanto como yo escribiéndola.

Sergio, caracterizado como nueva ilustración del Brindis...

Sergio, caracterizado como nueva ilustración del Brindis…

-¡Brindis! -Ramsés Bosque levanta el copazo medio vacío y choca el cristal de su cubata con el tercio de Heineken de Rubén.

Son casi las tres de la madrugada y acaba de empezar la final del segundo torneo nocturno de Guerra de Mitos en Zaragoza.

Tlálocan contra Irkalla.
Aztecas a dios de dioses (aunque con un extraordinario punto peleón) contra un ejército mixto liderado por Enki, sus sumerios y algún mercenario escogido de otras mitologías.

Cuatro horas antes…

Los relojes del bar La antigua gramola, en pleno distrito universitario de Zaragoza, acaban de dejar atrás las once de la noche. Arranca el segundo torneo nocturno de Guerra de Mitos organizado, con cierta alevosía alcóholica, por la comunidad de la capital del cierzo. Con cierta alevosía alcohólica porque los diez participantes son mayores de edad (al menos físicamente…), porque al fin y al cabo algo de gasto hay que hacer a los dueños del local y porque, ¡qué narices!, ¿no son Brindis de Octli y Pulque dos de las cartas más carismáticas del juego? (¡Glups!)

Y además, el torneo cuenta con la presencia del ilustrador del citado brindis. ¿Premonición? Quién sabe qué ocultos designios depara un torneo de Guerra de Mitos envuelto en la atmósfera bohemia de un bar y con la medianoche a la vuelta de la esquina…

Aguerridos cierceros toman posiciones en las mesas de La gramola.

Aguerridos cierceros toman posiciones en las mesas de La gramola.

Los participantes van sentándose, Pulque en mano, en torno a las mesas. Acaban de retirar copas y cervezas del mostrador. No porque les guste beber; no, qué va. Los cierceros (dícese de aquellos miteros afincados en la capital del cierzo) suelen ser jugadores responsables, sesudos, poco dados a los excesos y el hedonismo… Beber es un simple trámite ligado a las reglas especiales que marcan el torneo. Son tan sencillas que nadie podrá esquivarlas.

Y ellos, los diez miteros del valle del cierzo, lo saben.
Y lo asumen. No tienen intención alguna de saltárselas.
Son gente responsable y honrada.

-A ver, que recuerdo un poco las reglas especiales del torneo -grazna Ramsés mientras los jugadores se distribuyen las mesas más cómodas de La gramola- Es muy fácil. Todo el mundo debe tener un copazo o cerveza con él y ambos contrincantes tendrán que gritar ¡BRINDIS!, y por supuesto beber, cada vez que cualquiera de los dos use la habilidad de su panteón.

La zona mitera del bar estalla en vítores.

Les encanta el juego.

-Vale, vale -Ramsés trata de aplacar a la plebe enloquecida por la fragancia del alcohol. “¡Por Crom! Parecen nórdicos embriagados por la hidromiel”, se queja en silencio antes de volver a dirigirse a la audiencia- Y lo más importante. El torneo es gratis, pero cada cual se paga la bebida de su bolsillo. ¡Hala! ¡A jugar to dios!

Arranca la primera ronda y los enfrentamientos empiezan a deparar qué caminos seguirán los participantes.

Los clientes ajenos al juego que acceden al bar no pueden evitar echar una ojeada a las mesas, curiosos. “Mira, los frikis”, sueltan algunos. “¡Anda! Yo ese juego lo conozco. Magic, ¿no?”, dejan caer los más sabihondos.

A los miteros de Zaragoza, los comentarios les dan igual. Están concentrados, revelando oráculos, faroleando y guardándose las mejores bazas en la mano para los turnos decisivos. Son verdaderos profesionales de Guerra de Mitos. Juegan concentrados, la mirada fija en las cartas, la mente revolucionada por los posibles combos y las sinergias que se van formando sobre la mesa…

Bueno, casi…

Edu sostiene su preciado Pulque con la delicadeza habitual de los cierceros.

Edu sostiene su preciado Pulque con la delicadeza habitual de los cierceros.

-¡Brindis!

No son ni las once y tres minutos y empiezan a sucederse las activaciones de los panteones. Y con ellas, van acrecentándose las risas. El murmullo tímido de los primeros minutos (al fin y al cabo están jugando en un bar, no en una tienda especializada) va poco a poco diluyéndose en un graznido semicontinuo de carcajadas y gritos.

-¡Brindis!
-¡Brindis!
-¡Brindis!

Las copas y las cervezas (menuda Paulaner rica) empiezan a volar, las lenguas se sueltan y las sinergias de las cartas cobran un nuevo sentido (a algunos comienza incluso a darles un poco igual lo que pone en cada cartoncito).

Las mentes de los cierceros se abren del todo y la primera ronda fluye de manera ágil.

-¡Doce daños de golpe! -grita alguien de las primeras mesas.
-¡Oye! ¡Que no se os olvide beber, eh! ¡Aquí todos en las mismas condiciones! -recuerda otro con la lengua ya un poco hecha chicle.

Los trucos se suceden, los oráculos se van vaciando y las mesas se llenan de dioses, mortales, equipos y recursos. Entre los partipantes hay tres Asgard, dos Camelot, un Yomi, un Irkalla, un Esharra, un Geb y un Tlálocan. Empate entre los que optan por nuevos panteones y los que prefieren echar mano de viejas glorias.

-¡Cinco minutos para que acabe la ronda! -recuerda Edu a voz en grito. La quietud de los primeros minutos acaba de dar paso a una juerga contenida afincada en el rincón que La gramola ha reservado para los jugadores de Guerra de Mitos.

El dueño del bar echa una ojeada a las mesas ocupadas por las cartas, quizás algo receloso. “¡Uf!”, piensa. Luego cuenta los cubatas y las cervezas, multiplica por el número de rondas y se admira del aguante de aquellos frikis. “Qué buen trato que he hecho”, concluye tras echar cuentas.

Las rondas van pasando…

El tiempo pasa, las copas se vacían y vuelven a rellenarse y el pelotón del torneo nocturno de Guerra de Mitos Zaragoza empieza a definirse. Irkalla va acumulando victorias en cabeza y a cierta distancia de los demás junto al Geb; Tlálocan y el Asgard de Juan (quizás el más fiel a Zeus, Thor, Heimdall y compañía) le van a la zaga; y por detrás, uno de los Camelot toma posiciones por delante de los otros dos nórdicos, el Yomi, el otro Camelot y el Esharra.

Después de las dos primeras rondas, los sumerios lideran la clasificación con dos victorias, primero sobre un innovador Asgard cargado de armaduras (aunque solo una llegó a tocar mesa, cosas del azar) y luego contra los aztecas gracias a una salida soberbia que coloca tres dioses en mesa en turno tres (luces + despertares + Eridu, combinación perfecta).

Juan (izquierda) y Edu (a la derecha, claro... no quedan más izquierdas), en la segunda ronda del torneo.

Juan (izquierda) y Edu (a la derecha, claro… no quedan más izquierdas), en la segunda ronda del torneo.

Las dos victorias del Geb (lleno de combos enfocados a la fuerza bruta, con Rey Escorpión, Imhotep que se llena, se carga con armas y sube a enfrentamiento como una mala bestia, Pilar de Edfu…) deparan una tercera ronda tan interesante como curiosa…

Y bien curiosa que es.

Rubén (con Irkalla) y Edu (con Geb) se sientan frente a frente con sendas pintas de Paulaner junto a sus panteones. El reloj marca la una y pico de la madrugada (sí, y pico… Para ellos es casi imposible concretar más). Sus miradas se cruzan… Y vuelven a cruzarse… Y siguen cruzándose, incapaces de fijarse en nada con demasiada atención.

-Ando un poco como mareado -confiesa Rubén mientras se lleva el vaso a los labios… sin activar panteón ni haber siquiera iniciado la partida- Creo que la cerveza me vence. No sé, igual estoy poco acostumbrado.

Edu sonríe. Desde fuera, un no ciercero podría malinterpretar el gesto. ¡Menudo tío soberbio!, podría pensar. Pero no. No es por eso.
Edu sonríe porque él está exactamente igual.
Un poco tocado.
Pero los cierceros son robustos y a la vez flexibles como el bambú.

Los dos toman un trago certero y logran, al fin, fijar la vista… en algún lugar indefinido entre sus cartas y la mesa.
Vuelven a sonreír con esa cadencia tontuna que solo los aficionados al buen Pulque son capaces de esgrimir.

La partida avanza sin pausa: Horus por parte de Irkalla, Nitocrís e Imhotep por la de los egipcios… Planos de Arquitecto, Pilar de Edfu… Bennu con Venablo para Irkalla, Lilith… Y de pronto, un Rey Escorpión que puede acabar decantando la partida de forma decisiva hacia el lado del Geb. Sin embargo, el ciercero sumerio acaba de robar justo la contra que le da la puntilla a los egipcios: una Cabeza de Medusa vacía a un Rey Escorpión que ya nunca podrá subir a enfrentamiento gracias al combo con Lilith.

Cervezas y copazos presiden muchas de las contiendas.

Cervezas y copazos presiden muchas de las contiendas.

En otra de las mesas, Ramsés se recupera de la derrota en ronda 2 dando cuenta con sus aztecas del único Yomi que hay en el torneo, el de su novia Sofía. Pero a Ramsés le dan igual los lazos que los unen. Le da igual incluso dormir esa noche en el sofá. Al igual que sus aztecas, tan dados a eso de los sacrificios rituales y demás, deja a un lado la compasión y se lleva la partida con un soberbio combo creado en torno a la Sanación de Ishtar. Y eso que el Yomi de Sofía casi se pone en dios de dioses…

El resto de enfrentamientos dejan abultada la zona media del torneo: el Camelot de Fido se come al Esharra de Toño, el Asgard de Sergio derrota al de Diego con dos poderosísimos dioses en mesa (Hera y Frigg, ejem…), los nórdicos de Juan arrollan al Camelot de Álex…

La última ronda arranca a una hora incierta… Nadie sabe ya muy bien ni dónde está o incluso a qué está jugando.

La televisión de La antigua gramola vibra con la voz de Freddie Mercury (¡Viva Queen!).

Y las partidas se desarrollan a gran velocidad.

A un paso de la final

Ramsés y Edu se juegan la posibilidad de atesorar su tercera victoria y auparse así hasta la final. El arranque de los aztecas no deja lugar a dudas y es absolutamente determinante: una Isse tempranera en mesa revienta el panteón de los egipcios y les arrebata su principal baza ganadora. Ramsés se lleva la cuarta ronda… con la copa casi vacía, eso sí.

En las otras dos principales mesas, los sumerios de Rubén asaltan las murallas del Camelot de Fido destrozando a sus criaturas e incendiando los cimientos del castillo, y los dioses nórdicos de Juan arrasan a los de Sergio (aunque luego se fueron todos juntos a celebrar la batalla con hidromiel y asados cocidos a fuego lento en casa de Heimdall).

Al final, Irkalla con cuatro victorias y el Asgard de Juan y los aztecas de Ramsés con tres rondas ganadas cada uno se dirimen quiénes jugarán la final. Cosas de los hados (yo jamás entenderé cómo se calculan estas cosas, y mucho menos a las dos y media pasadas de la madrugada), la partida decisiva llevará al campo de batalla a los sumerios de Rubén contra el Tlálocan de Ramsés. Huele a revancha.

Ambos jugadores escogen para disputarse el primer premio una mesa apartada y poco iluminada. No quieren que el corrillo que se arremolina en torno a ellos atisbe la languidez de sus miradas embriagadas…

Ramsés, en primer plano, nos enseña su mano durante la final. Pobre Rubén (al fondo); no intuye lo que se le viene encima.

Ramsés, en primer plano, nos enseña su mano durante la final. Pobre Rubén (al fondo); no intuye lo que se le viene encima.

La partida arranca de forma tensa, con dioses de ambos bandos tocando mesa de forma alternativa: Otohime, varios aztecas de esos de nombre impronunciable, Horus, Shamash, un Amikiri que detiene a Horus, un Enki que salta a la batalla para decantar la balanza hacia el lado sumerio… Y de pronto, un Jack abandona la mano de Ramsés y, a cámara súperlenta (imaginaos la escena, por favor…) se coloca bajo el cartón del poderoso dios sumerio Enki. Poderoso, sí. Pero solo hasta ese momento.

-¡Aj! -se queja Rubén atisbando lo que se le viene encima.
Y lo que se le viene encima es un Glú Glú (oficialmente conocido como Tozoztontli) como la copa de un pino que manda a Enki al cementerio y sentencia una partida jugada de forma soberbia por parte de Ramsés.

Un ¡Ohhhh! sostenido surge del resto de cierceros, que al momento estallan en un aplauso general. El gorro de la victoria (genialmente concebido y montado por Sergio para su hijo, al que después se lo robó para traerlo al torneo…) va a parar a la cabeza de Ramsés.

-Buah. Qué calor da esta cosa -se queja el jugador victorioso mientras posa, Pulque en mano, para la foto que lo inmortaliza como el ganador del Segundo Torneo Nocturno de Guerra de Mitos en Zaragoza.

Ramsés Bosque posa, victorioso, con el gorro de campeón del Segundo Torneo Nocturno de Zaragoza.

Ramsés Bosque posa, victorioso, con el gorro de campeón del Segundo Torneo Nocturno de Zaragoza.

El torneo acaba, la noche de juego toca a su fin y las copas y cervezas también.
El bar La antigua gramola echa el cierre mientras algunos de los cierceros continúan a las puertas del local rememorando batallitas…
Por cierto, incluso en la finalísima hubo al menos una docena de ¡BRINDIS!.
¿Os apuntáis al próximo torneo nocturno? Ellos, los de la foto de abajo, ya piensan repetir.

Así están los ocho cierceros que aguantaron hasta el final del torneo. De izquierda a derecha: Rubén, Sergio, Sofía, Álex, Ramsés, Juan, Dani (Fido) y Edu.

Así están los ocho cierceros que aguantaron hasta el final del torneo. De izquierda a derecha: Rubén, Sergio, Sofía, Álex, Ramsés, Juan, Dani (Fido) y Edu.

PD: Esta crónica no pretende en ningún momento hacer apología de las bebidas alcóholicas. Tan solo busca relatar lo más certeramente posible los hechos que acaecieron en la noche del viernes 5 al sábado 6 de junio. Beber perjudica la salud. Beber en exceso perjudica la salud en exceso. Así que no bebas. ¡¡¡Juega a Guerra de Mitos!!!

PD2: Pido perdón por la calidad de las fotos. Para la próxima seremos más previsores.

Y de premio para los que han leído esto hasta el final, ahí van los dos mazos finalistas.

Segundo puesto.- IRKALLA: Así sus roben to’s los ‘PES’

MAZO DE DIOSES (22)

2 Rokstenen
2 Calzada de los Gigantes
2 Eridu

2 Luces del Norte
2 Imbolc
1 Ventaja Táctica

1 M
2 Bennu
1 Marduk
1 Shamash
1 Lilith
1 Horus
1 Xiuhtecuhtlu
1 Ereshkigal
1 Izanami
1 Enki

MAZO DE DESIGNIOS (32)

1 Embrujo de Freya
2 Cabeza de Medusa
1 Incendio
2 Caldero de Sangre
2 Mitsudomoe
2 Paz Impuesta
2 Poder Rúnico
2 Expulsión
2 La Nave Blanca
2 El Despertar
2 Jormundgander

2 Antorcha
2 Venablo
1 Talismán de Fuego
2 Arco de Marduk
1 Sudarsharná Chakrá
2 Amrita
2 La Manzana de la Discordia

 —

Primer puesto.- TLÁLOCAN: Los Tesoros De Tenochtitlán

MAZO DE DIOSES (22)

2 Rokstenen
1 Jardines de Babilonia
1 Huey Teocalli

2 Obón
2 Luces del Norte
1 Tozoztontli
1 Ritual del Fuego Nuevo
1 Invasión Primigenia

2 Hunahpu
1 Xochiquetzal
1 Chicomecoatle
1 Quetzalcoatl
1 Otohime
1 Coyolxauhqui
1 Xipe-Totec
1 Isse
1 Huitzilopochtli

MAZO DE DESIGNIOS (30):

1 Ojo de Ra
1 Sudarsharná Chakrá
1 Vellocino Dorado
1 Yata No Kagami
1 Gungnir
1 Huitzauhqui
1 Espada de la Luna
2 Amrita

1 Amikiri
1 Aosaginoghi
1 Laguz

2 Morada de Apsu
2 Polaris
2 El Despertar
2 La Nave Blanca
2 El árbol
1 Ankh
1 Nuevo Oráculo
1 Salvación de Andrómeda
1 Múspel
1 Sanación de Ishtar
1 Ríos de Poder
1 Los Cuatro Generales
1 Jack

Y ya para los que habéis tenido la osadía de llegar hasta estas líneas, ahí va el último secreto, el mejor guardado, el que solo ven los que se quedan hasta el final de los créditos (maldita influencia de las películas de la Marvel…).

Así quedará a partir de ahora la carta del Brindis de Octli. El rostro, por supuesto, es el de Ramsés.

Así quedará a partir de ahora la carta del Brindis de Octli. El rostro, por supuesto, es lel de Ramsés.


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